2102. Caso real. La paciente con atracones invisibles.
Comiendo con María (Nutrición) - A podcast by María Merino Fernández

Hoy es lunes, día de caso real, y os traigo una historia muy peculiar. Es de esas que te hacen darte cuenta de lo importante que es observar más allá de lo obvio, de lo que parece “normal” o incluso saludable. Vamos con el caso de una paciente que se atracaba de agua. Sí, como lo oyes. Pero detrás de ese comportamiento tan inofensivo, había un descontrol absoluto. Vamos a descubrirlo.Se trata de una paciente de 30 años, que acude a consulta online porque se siente “hinchada todo el tiempo”, con digestiones pesadas y con una sensación constante de distensión abdominal. Aparentemente, come bien, hace ejercicio y no tiene sobrepeso. Pero no se siente bien con su cuerpo, ni con su relación con la comida.Contexto personal y social:Vive sola, trabaja como administrativa en remoto desde casa. En su entorno social es más bien reservada, no tiene pareja actualmente y mantiene poco contacto con su familia. Lo más destacable es que es muy autoexigente, muy perfeccionista y tiende a ser controladora con todo lo que la rodea.Contexto laboral:Su trabajo es sedentario, frente al ordenador, pero muy exigente. Es muy cumplidora, pero lo vive con mucha presión. Dice que su única pausa en el día es ir a rellenar la botella de agua. Literalmente.Cuando empiezo a revisar su historia clínica, no hay grandes cosas: ninguna patología digestiva diagnosticada, ningún tratamiento farmacológico actual, menstruaciones regulares, nada aparente que justifique su malestar. En el recuerdo de 24 horas, noto algo raro: me habla de desayunar poco, trabajar toda la mañana sin apenas comer, y en cambio, me dice: “Bebo muchísimo agua, más de 4 litros al día. Siempre tengo sed o ansiedad y me calma beber.” Me empieza a sonar raro. Le pregunto si le cuesta parar de beber, y me dice: “Sí, a veces me bebo una botella entera del tirón. Me da como una ansiedad… no sé.” Y ahí se enciende la alarma: ¿estamos ante un atracón de agua?Le pido que registre durante una semana su conducta con el agua: cuánta bebe, cuándo, cómo se siente antes y después. El resultado fue muy claro:Bebía entre 5 y 7 litros de agua al día.Bebía especialmente entre las 17h y las 22h.Antes de beber sentía ansiedad, aburrimiento, soledad o hambre contenida.Después de beber sentía alivio momentáneo, pero luego distensión, ganas de llorar y malestar.Le hago entonces una pregunta directa: “¿Sientes que a veces pierdes el control al beber agua?”Y me dice: “Sí, como si mi cuerpo necesitara calmarse de alguna forma y solo supiera hacerlo así.” Este patrón, aunque poco común, es un atracón en toda regla, solo que con agua. Lo que nos lleva a entender que el atracón no es solo lo que se ve en las películas, con cajas de galletas o helado… también puede ser con alimentos o sustancias que no asociamos al descontrol.En este caso, el trabajo fue doble:1. Desde la nutrición:Reestructuramos su pauta alimentaria para evitar largos periodos de ayuno.Aseguramos desayunos y comidas equilibradas, con proteínas y grasas saciantes.Introdujimos cenas más reconfortantes y completas.Limitamos conscientemente el agua a no más de 3 litros al día, distribuidos.Hicimos seguimiento diario al principio, con registro de emociones.2. Desde la psiconutrición:Derivé a mi compañera psicóloga porque claramente había una base emocional no resuelta.Empezó a trabajar sobre su control, su soledad y su forma de gestionar la ansiedad.Se identificaron patrones antiguos en los que usaba la comida (y luego el agua) como vía de escape.A los dos meses, la paciente ya no bebía más de 2,5 L de agua al día. Había aprendido a identificar el momento en que su impulso era emocional y no fisiológico. Me decía: “Ahora sé cuándo bebo porque tengo sed, y cuándo lo hago porque me siento sola.” Había incorporado...