090924 - Como Un Vidrio
Un Minuto Con Dios - A podcast by Dr. Rolando D. Aguirre
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¿Alguna vez has experimentado una sed tan intensa que parece ser imposible de saciar? Suele ocurrir en esos días de calor y humedad sofocantes, cuando el cuerpo clama por hidratación. Una persona sedienta necesita desesperadamente agua y aunque muchas veces un simple vaso es suficiente, hay ocasiones en las que esa sed parece insaciable. Como dice una frase: “Mientras el sediento busca agua, el agua también está buscando al sediento”. Esto describe la sed física, pero ¿qué pasa con la sed emocional y espiritual? Hay quienes están sedientos de amor, compañía, paz, fuerzas, fe, esperanza y más. Algunas personas intentan saciar su sed emocional a través de hábitos nocivos, como vicios o relaciones tóxicas, lo que solo profundiza su sed. Esta necesidad insatisfecha puede llevar a la codicia, la avaricia y la envidia. Lo más sorprendente es que la sed emocional no se sacia fácilmente. Hay personas que a pesar de tenerlo todo, se comportan como si no tuvieran nada dejando que su sed las conduzca a actuar de maneras inusuales e irracionales. La Biblia habla repetidamente de otro tipo de sed: la sed espiritual. Puedes saciar tu sed física y emocional, pero si no atiendes tu sed espiritual, seguirás deambulando, probando diferentes soluciones sin éxito. Solo cuando encuentras el agua de vida en Jesús puedes verdaderamente saciar esa sed profunda. La Biblia dice en Juan 7:37b-38, “—¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! 38 De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva” (NTV).