279 - El Paso Suspendido de la Cigüeña - Angelopoulos - La gran Evasión.
Podcast de La Gran Evasión - A podcast by La Gran Evasión
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Vean esta película, véanla, porque es excelente. Y, además, escuchen este postcad . Porque, si no lo hacen, dejarán de escuchar a Raül arrancar suavemente en una presentación asombrosa, solo anunciando, de corrido, dejando espacio a seguir hablando, después, como quien suma y da lugar. Y luego el maestro, el bueno de Zacarias, que dejó diez segundos opacos, con la elegancia meridiana de quien no tiene complejos, porque sabe, en su ponencia inicial donde abría, en canal, el plantel de posibilidades y virtudes de una película que no teniendo en el Olimpo sin embargo apreciaba, y dijo, es una hermosa obra. Y vino Salvador, como siempre despacio, casi escondido, para decirnos de temas, y ventanas y andamiaje perfecto de quien hizo maravillas que aún roban el alma. Y ahí anduvo uno, que ya lo sabía, para augurar el mejor programa, el mejor hecho, desde que tengo consciencia. Y vino la música, y los espacios, las oportunidades y los turnos consensuados, con el límite de la educación y el amor a la sapiencia, dado en el cine cuando este se acerca, a esa voladura de color a verdad que a nosotros nos calla y a él lo enaltece. Un hombre escribe un libro, luego no lee un papel y por fin deja de hablar, para siempre. ¿Que ha Pasado?, no lo sé, pero algo ha ocurrido. Otro hombre, joven, de gafas, busca. Tiene una cámara, una mirada, e intenta con los suyos ganarse el pan; hasta que se da cuenta: ganarse el pan no basta. Cambia. La excelente película de Theo Angeolopoulos trata el concepto de frontera como una noción permeable, la física, la moral, la existencial, hasta llegar al corazón del espectador ya trasladado al vagón desde donde nos miran los capturados, ilegales, de frontera. Nos miran, nos auscultan, asombrados ante nuestra indolencia, espejo narrativo de unos espectadores, desde entonces protagonistas, que se han visto asaltados en su pasiva situación en la sala. Ya no habrá escapatoria, nos vemos inmersos en esta epopeya mística de reencuentro espiritual del hombre con el entorno, defraudado, en el que el artista dibuja al otro con nuestros ademanes y vicios, para poder sentirlo. Dicen los compañeros, desde Renoir y su naturalismo hasta López con las sobreimpresiones del paisaje reforzado, de Welles y su tiempo no de niño, de viejo, histórico, de Mizoguchi y su pincelada, la maravilla de Öphus y su temple, hasta de un Coppola existencial pero más optimista o el mismo Dreyer, sagaz, orquesta en una estructura de férreas líneas invisibles. Y todo marcha, y se define mientras vamos avanzando por el camino penoso de un sufrimiento tan necesario como certero. Magistral, véanla y escuchen este podcast. José Miguel Moreno