245 - El Cameraman -Edward Sedgwick y Buster Keaton- La gran Evasión.

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“Todo el mundo pensaba al verme en el escenario o en el cine que era desgraciado en mi vida personal. Nada más lejos de la verdad. Hasta donde recuerdo, siempre me consideré afortunado”. Buster Keaton El gag físico continuo busca las carcajadas del respetable, el hombrecillo impertérrito, el cara de palo se levanta después del batacazo. El pionero Buster Keaton se patea las calles detrás de una cámara de ferrotipos, ya en desuso en los locos años 20, camina al ritmo del tintineo de un piano, del latido de jazz sincopado por una secretaria dulce con la que se prenda nuestro escuálido amigo, y peleará por ella hasta el final. A partir de ahí todo serán obstáculos para su torpe cortejo: el policía cretino, el fornido pretendiente, y la multitud urbana que se apiña al subir al bus, demasiada gente estorbando y alejando al pamplinas de su princesa. El hombre de la cámara de Vertov en torpe , el cine sobre el propio artefacto, el individuo contra su entorno, el gimnasta adorado por Buñuel y Dalí renuncia a sentimentalismos baratos. La inexpresividad lo dice todo, acciones espontáneas y secuencias memorables. El mequetrefe pierde el bañador en la piscina, un salto ridículo desde el trampolín, el saludo a su sirena antes de robarle la prenda de baño a una oronda señora, el fotógrafo rompe los cristales con el trípode, y sus rasgos de payaso triste siempre reviven. Keaton escribió en sus memorias que entrar en la MGM, el mayor estudio de Hollywood, fue el mayor error de su vida, allí coartaron su libertad a la hora de trabajar. El cameraman fue dirigida por Edward Sedgwick y el propio Keaton. Aún conserva el frenesí de sus primeras obras, la imaginación desbordante del artista, si embargo el joven productor Irving Thalberg se propuso controlar su forma de rodar y manipuló todo lo que pudo, después llegaría el sonoro. Nada ya que ver con sus inicios en el cine, cuando comenzó haciendo cortos con Fatty Arbucke, el gordito cómico después caído en la ignominia y el escándalo, de él Keaton aprendería muchos gags y trucos, sin embargo era su inverso, el pamplinas no esbozaba ni un asomo de sonrisa, con eso conseguía que se le tomara en serio, el excéntrico e impasible luchador en busca de fortuna provocará la hilaridad del personal desde la seriedad. Raúl Gallego Esta noche filmamos la batalla de Chinatown con el mono dándole a la manivela... José Miguel Moreno, Zacarías Cotán, Gervi Navío y Raúl Gallego.

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