229 - The Wrestler (El Luchador) -Darren Aronofsky. La Gran Evasión.
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Nueva entrega de La Gran Evasión, esta noche presenciamos un combate memorable, EL Luchador, de Darren Aronofsky. La deslumbrante expiación de Micky Rourke y, sobre todo, un extraordinario tratado sobre la soledad, un relato que te deja sin aliento. En The Wrestler, Aronofsky se ha entregado a la historia, ha depurado su estilo, muchas veces artificioso, y lo ha dejado en el hueso, en la esencia, su mejor película sin duda alguna. Un Relato extraordinario, no solo del fracaso o de la derrota, o del éxito perdido; nos enseña el dolor y la miseria que hay detrás de la fama y la gloria. El fracaso de un hombre como Padre, como Esposo, como Amigo…..y sobre todas las cosas The Wrestler es una profunda reflexión sobre la Soledad, la verdadera pandemia de nuestros días…Randy lo ha entregado todo por su única pasión, por su profesión, por ese instante en la cima, por los focos y el griterío ensordecedor de los fans….El Luchador es un documental de la derrota que en 2008 devolvió a Micky Rourke a lo mas alto. La película duele tanto por la verdad y la tristeza que desprenden la interpretación de Micky. El estudio quería a Nicolas Cage, pero Aronofsky tenía claro quién era Randy The Ram Robinson. No podía ser otro que Micky Rourke. Con este actor la historia se vuelve el epítome y la expiación de su propia vida, de su propia caída…..sus excesos y desequilibrios casi lo dejan en la cuneta. En los ochenta fue una estrella mundial, lo tenía todo y todo lo perdió, casi fuera de la industria, acabó mendigando papeles de tercera fila, El Luchador es su absoluta redención. La historia se apoya en otra gran interpretación, Marisa Tomei, ella es Cassidy, una striper en el declive de su carrera, el tiempo la acecha y su foco también empieza a apagarse, las escenas, compartiendo con Randy una cerveza y la nostalgia por los viejos tiempos, son un oasis en medio del desierto de sus vidas. Randy intentó olvidarse de su hija, de su pequeña, y ahora que su cuerpo grita, un cuerpo castigado y podrido, ahora, intenta ajustar cuentas con la vida, y el primer paso es visitar a esa niña que le sonríe desde la vieja foto de la nevera. Toca pedirle perdón, esa niña es ya una mujer, una mujer dolida, resentida, una mujer que no puede soportar otra decepción, genial Evan Rachel Wood, como Stephanie. El pulso narrativo de Aronofsky es soberbio, mezcla planos contemplativos, con momentos practicamente documentales, donde la cámara sigue inquiete la rutina diaria de este gigante torpe y ridículo, que no es capaz de sobrevivir fuera del ring. Mérito de un enorme guión de Robert D. Siegel y la exquisita fotografía de Maryse Alberti. Mientras la banda sonora escupe rock ochentero a toda potencia y la melodía de Clint Mansell destila soledad, la película se mueve por el sacrificio cristiano, la verdad insoportable de los Idolos caídos, el submundo del Wrestling americano, lleno de miseria y camaradería a partes iguales, el único mundo en el que Randy encaja. Con las mallas ajustadas y el sudor perlando nuestros cuerpos embotados de esteroides y cine, representamos nuestra embestida final…José Miguel Moreno, Gervi Navío y Raúl Gallego. Gervi Navío.