176 - La Joven de la Perla -Peter Webber. La Gran Evasión.

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Suplicantes me miran tus ojos como las olas que en alta mar preguntan entre espumas por sus islas. Porque ese beso prohibido que todavía aturde las vocales de nuestros labios me ha condenado para siempre a amarte a distancia y a ti, a permanecer en dolorosa lejanía. Antes de iluminar con tu perla la sombra que te reclama y te castiga te detienes para mirarme por última vez pidiéndome que te haga compañía, como si yo, impedido a este lado del tiempo, pudiera acompañarte, como si tú, atrapada en un cuarto de la vieja ciudad de Delft, hubieras olvidado por completo que únicamente existes para despedirte. Estos versos de Ramón Cote Baraibar constatan la fascinación que el cuadro de Vermeer, La joven de la perla, lleva siglos provocando, es una mirada, una historia de amor imposible, el relato de unos ojos anhelantes, esperando algo, que no iba a suceder nunca. Peter Webber, en 2003, nos transporta a la Delft del siglo XVII. Una obra de arte que inspira una historia de amor, cautivado por la figura de esta misteriosa joven, de uno de los cuadros mas importantes de la pintura, de un maestro absoluto de la luz. Una figura, una muchacha, que muestra una mirada de sorpresa, un momento atrapado siglos antes, con unos labios sensuales y carnales, y a la vez, con unos ojos de una tristeza infinita, con un reflejo en una perla, que cuelga del lóbulo izquierdo de la oreja, para equilibrar la composición….pues de esa reflexión nació la novela de Tracey Chevallier y de esa historia, la película de Peter Webber, una obra estética deslumbrante, minuciosa, una armonía casi perfecta entre pintura y cine. La película rezuma comunión artística, con varias visiones del amor, romántico, carnal, platónico, artístico. El director nos muestra dos mundos que no pueden mezclarse, tanto las clases sociales, como las tendencias religiosas (Criadas y Señores, Calvinismo y Catolicismo). Peter Webber es un director británico, curtido en televisión y documentales, La joven de la perla es su debut, la fotografía de Eduardo Serra es portentosa, prácticamente cada secuencia es un cuadro de Vermeer, es maravilloso intentar encontrarlos en la película... Un Film impensable sin Scarlett Johansson. Está perfecta como Griet, como se ilumina su rostro al descubrir el estudio, los contrastes con su piel blanca, la cámara oscura, su desazón ante Cornelia, la actriz mezcla de forma maravillosa esta sorpresa y su encanto natural, como va descubriendo el mundo de Vermeer, magnífica su recreación de Griet, humedeciéndose los labios, hay erotismo y belleza en cada composición. Colin Firth logra construir un Vermeer intenso, muy cercano a lo que pudo haber sido, un voyeur, obsesionado por las mujeres, por su belleza, por su misterio, explotado por Maria Thins, su suegra (Judy Parfitt) y Van Ruijven, el mecenas (Tom Wilkinson). Firth consigue una química perfecta con Scarlett, con Griet, sentimos esa comunión intima, ella se enamora del artista, él de la musa…de la inspiración. La película también es un acercamiento al pintor holandés J. Vermeer, que es conocido por su tratamiento de la luz, de la textura, la perspectiva y los colores trasparentes. Supo reflejar con gran maestría la luz sobre los objetos, era un auténtico seductor visual. Johannes Vermeer apenas llegó a pintar 35 obras, todas maestras, en parte debido a su tortura para lograr la creación perfecta y a su temprana muerte en 1675 a los 43 años. El cuadro de la gentil desconocida, Joven con perla, La Gioconda del Norte es el paradigma de su pintura. La fabulación de Chevalier sobre la identidad de esta joven nos lleva a esta preciosa historia de amor, vemos como Griet se dejará llevar por toda la sensualidad que despierta el pintor, el misterio que lo envuelve en su labor de creación. Hay varias secuencias donde resplandece ese deseo y admiración, cuando se quita la cofia y deja libre su pelo, es practicante verla desnuda, el azoramiento de Griet y los ojos del Voyeur. El culmen sin duda es la Escena del lóbulo, cuando el pintor horada la oreja de la muchacha para insertarle el pendiente de perla y poder así retratarla, es de un erotismo, tan exacerbado como romántico. Cuando le perfora la oreja, es como si la estuviera desflorando, como cae una lágrima que expresa tanto.....dolor, amor, vergüenza, placer…es maravilloso, porque capta ese mundo inaprensible de la creación, del éxtasis. Nos dejamos arrastrar por la hermosa banda sonora, compuesta por Alexandre Desplat, y totalmente abstraídos por los ojos de Griet, contemplamos desde la torre de Radiopolis cada equilibrado punto de luz…..José Miguel Moreno, Raúl Gallego, Gervi Navío, Francisco Vallecillo (Trasunto de un Van Ruijven locamente enamorado de Griet) y nuestra musa particular, Isabel Moncada. Gervasio Navío Flores

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