Volver a la normalidad o inventarnos otra

Hasta hace poco, las fiestas navideñas duraban 15 días; las abrían los niños de San Ildefonso y las cerraban los Reyes Magos. Tenían un acento básicamente familiar. En las dos últimas décadas, con ese acento familiar como fondo y, sobre todo, como excusa, se han adelantado unas cuantas semanas y se han convertido en una delirante y agotadora apoteosis del consumo. Inacabables listas de regalos por compromiso, cenas de amigos, cenas de empresa, viajes. Los jóvenes han anticipado la gran francachela de la Nochevieja a la mismísima Nochebuena, día en el que no se había salido nunca. Y muchos niños tienen ración doble de juguetes con los Reyes Magos y Papá Noel.

Om Podcasten

Cada mañana en 'Hoy por Hoy', la firma del periodista Iñaki Gabilondo