El mástil del Empire State: la falsa parada para zepelines que fue un absoluto fracaso

Historias de la economía - A podcast by elEconomista - Mondays

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🏙️Hubo una época de la historia en la que los millonarios, para presumir de riqueza o alimentar su ego, no compraban equipos de fútbol o redes sociales, ni trataban de llegar al espacio, sino que competían por construir los edificios más altos del mundo. Es una batalla que no ha desaparecido, pero que ahora está más globalizada. Ahora los edificios más altos no se levantan solo en una única ciudad, sino que, sobre todo, son los países del Golfo y las ciudades chinas los que más esfuerzos están haciendo por mostrar su riqueza construyendo los edificios más altos posibles.🏗️Pero la verdadera carrera por tocar el cielo se vivió en Nueva York, especialmente a finales de los felices años 20, junto cuando el crash del 29 estaba a punto de estallar. En realidad, la ciudad llevaba desde mediados del siglo pasado explorando los límites de la altura de los edificios. Hay dos hechos que propician esta situación: la aparición del ascensor, inventado por Elisha Otis; y el final de la Guerra de la Independencia, que convirtió a Nueva York en la capital financiera mundial.🛗Con el final de la guerra el precio del suelo en Manhattan se dispara, y los arquitectos empiezan a diseñar edificios más altos y con más plantas, que permitan obtener mayor rentabilidad a la inversión. El ascensor era el aliado perfecto para construir esos edificios que, por fin, superaban las 5 o 6 alturas.

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