GDC 4X7. El gallego rey de los jíbaros. Capítulo 2

La semana pasada dejamos al gallego Alfonso Graña abandonando Iquitos para ver qué había río arriba. Unos le dijeron que no había nada y otros que estaban los indios más fieros de toda América, los terribles indios jíbaros, los reductores de cabezas e imposibles a toda civilización.Tenían razón los segundos: río arriba había jíbaros, de los agarunas y de los huambisas, y tampoco eran tan terribles. Pero sobre todo había selva, mucha selva. La suficiente como para pasar allí toda la vida. De entre los inexpugnables jíbaros, Graña conquistó primero el corazón de la hija del jefe huambisa Samaren III. Un corazón que seguro que tenía nombre, pero nadie se molestó en apuntarlo. Luego, como sabía hacer cosas tales como molinos o sacar sal, y aguantaba como un bravo las picaturas de las tarántulas y los embites delos rápido del río Marañón en el Pongo de Manseriche, se ganó a todos los demás. Como diría Frank Sinatra, los civilizó a su manera, que quizás no sea la forma más civilizada de hacerlo. En los últimos 1920s y en los primeros 30s, Graña dominaba un basto territorio amazónico y cinco mil jíbaros aparcaban sus diferencias para hacer lo que decía. La Standard Oil de Rockefeller negoció con él la extracción de petróleo en el Alto Marañón y protegió a otros «cristianos» que quisieron explorar aquella selva ignota. Cada año bajaba a Iquitos rodeado de indios y comerciaba con sus cosas de la selva. Llevaba a los jíbaros al cine, a comer helados y a montar en la furgoneta Ford de su paisano Cesáreo Mosquera, que era librero, masón y hombre curioso. Con su máquina de escribie, Mosquera capturó muchas entrevistas a Graña en las que describía el mundo de los jíbaros. En noviembre de 1934, un fulminante cáncer de estómago, dejó a Galicia carente de reyes y a los jíbaros sin curaca. Grabado a gran distancia, como que cada uno estaba en su casa, por Elena Ojeda, Xisco Rojo, Sergio delgado, Eugenio Hernández, Juan Diego Yanda, Carlos Lapeña y África Egido. Un programa escrito y dirigido por Carlos Lapeña.

Om Podcasten

Un cuarto de maravillas, una habitación sonora donde recogemos los objetos raros y fascinantes que vamos encontrando en nuestro transitar por la vida. Esos hechos extraños y sorprendentes que nos enseñan que la realidad no tiene por qué estar siempre tan segura de si misma, que hay otras formas de verla y de interpretarla. Una colección que nos hace pensar que, del mismo modo que las cosas funcionan así, todo podría funcionar de otra manera.