El hombre que se comió a sí mismo

Benjamín Garrote de Pedro fue un carpanta asturiano que aprovechó su capacidad estomacal para ganar apuestas de glotones. No había vanidad en ello, sino hambre, gusa y gazuza, y el día que había de comer había que lanzarse a por ello, por si había mañana y no de comer. Quien nunca pudo saciar su hambre fue Eresictón, el rey de Tesalia, cuyo egoísmo fue castigado por la diosa Deméter. Eresictón sólo consiguió acabar con su problema comiéndose a sí mismo. Eso sí, se quedó con hambre.

Om Podcasten

Un cuarto de maravillas, una habitación sonora donde recogemos los objetos raros y fascinantes que vamos encontrando en nuestro transitar por la vida. Esos hechos extraños y sorprendentes que nos enseñan que la realidad no tiene por qué estar siempre tan segura de si misma, que hay otras formas de verla y de interpretarla. Una colección que nos hace pensar que, del mismo modo que las cosas funcionan así, todo podría funcionar de otra manera.