Carta de Jim Jarmusch a su maestro John Cassavetes
Epistolar - A podcast by Antología de lo íntimo - Wednesdays
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Todos tenemos en nuestra historia personal un gran maestro. Puede ser alguien que conocimos y nos marcó a fuego. Puede ser alguien a quien nunca vimos, pero su obra dejó en nosotros, de igual manera, un sello indeleble. Esta carta es la historia de uno de esos legados. El director Jim Jarmusch no tuvo un vínculo personal con John Cassavetes, pionero del cine independiente estadounidense y conocido por su enfoque innovador y realista. Pero sus películas lo moldearon, lo modificaron e inspiraron para hacer arte. Para hacer un cine que privilegia loauténtico y la libertad creativa. En esta carta, que es una forma de veneración, le dice que sus películas revelan toda la belleza, la extrañeza y la complejidad de la experiencia humana. Y se rinde a sus pies: “John Cassavetes, me saco el sombrero. Y me lo pongo sobre el corazón”, le confiesa el director de Flores Rotas. Lee la actriz y docente Soledad García. ***Siento algo muy particular cada vez que me dispongo a ver una de sus películas. Un sentimiento de anticipación: la llegada de algo que he esperado con ansiedad, una especie de iluminación cinematográfica. Espero un estallido de inspiración. Quiero ser un iluminado. Necesito que se me revelen las consecuencias secretas del corte de una escena a otra. Necesito entender cómo la crudeza de las posiciones de cámara o el granulado del material inciden en laecuación emocional de sus films. Quiero aprender de actuación a partir de los personajes, saber sobre la atmósfera y la luz de determinados escenarios. Estoy listo, preparado para absorber “la verdad a veinticuatro cuadros por segundo”. Pero lo que ocurre es que empieza la película, y la película me mete adentro, y de golpe estoy perdido en la oscuridad, solo, y los seres humanos ahora viven en ese mundo dentro de la pantalla y también ellos parecen perdidos y solos. Los miro. Observo cada detalle de sus movimientos; escucho con atención lo que dicen, los bordes gastados del tono de una voz, la malicia escondida en un fraseo. Ya no pienso en la “actuación”, ni en el “guión”, ni en la “cámara”. La iluminación que esperaba recibir de usted ha sido reemplazada por otra. Una iluminación que no invita al análisis; sólo a laobservación y la intuición. Sus películas, John Cassavetes, son sobre el amor, la confianza y la desconfianza; sobre la soledad, el gozo, la tristeza, el éxtasis y la estupidez. Son sobre lainquietud, la ebriedad, la resistencia y la lujuria; sobre el humor, la terquedad, la falta de comunicación y el miedo. Pero básicamenteson sobre el amor, y uno se ve arrastrado a un lugar mucho más profundo que el que puede mostrar cualquier estudio sobre la “forma narrativa”. Lo que sus films iluminan y terminan revelando es que una cosa es el celuloide y otra son la belleza, la extrañeza y la complejidad de la experiencia humana. John Cassavetes, me saco el sombrero. Y me lo pongo sobre el corazón.
